CREO QUE ESTO ES EL INICIO DE UNA GRAN AMISTAD…
Renault
SIEMPRE NOS QUEDARÁ PARÍS…
Casablanca es la obra de teatro no llevada a los escenarios más cara de la historia. Nació con el título de Everybody comes to Rick´s y fue escrita por Murray Burnett y Joan Alison. Es de agradecer al destino que fuese directamente llevada a la pantalla grande porque, ¿se imaginan lo que hubiese perdido el cine si se hubiese quedado en obra de teatro?
Casablanca estaba destinada a ser una película más en la larga lista de productos que surgían cada año del sistema de estudios. La Warner Bros. no contaba con que se convirtiese en el mito cinematográfico en que se convirtió. Los productores estaban contando a priori el tanto por ciento de beneficios que recogerían, que se les pasó el cálculo artístico de a posteriori. Que no se preocupen. Ellos ya están bajo tierra gastando sus dólares, y los que aún vivimos seguimos degustando la calidad del film.
Casablanca fue un artefacto propagandístico rodado en plena II Guerra Mundial que trascendió sus deberes. Una película rebelde en sus objetivos, inaprehensible en sus iniciales marcos cognitivos, una salvaje bestia con forma de historia de amor que se negó a ser encarcelada como un simple producto en defensa de los valores democráticos contra el nacionalsocialismo.
Casablanca es una ciudad sita en Marruecos. Pero es también parte de la Francia no ocupada por los nazis. Un pequeño fragmento de tierra, adonde los desamparados llegan; donde los antifascistas hacen escala antes de coger el avión de Lisboa que les lleva a América; es el lugar donde los líderes de la resistencia tienen un respiro (aunque sea mínimo).
Casablanca es donde se encuentra el local de Rick, el café al que «todo el mundo va». Bogart regenta un lugar que se convirtió en mítico. ¿Quién no quisiera ir al Rick? Uno sabe que es un plató de estudio. Precisamente su irrealidad es lo que lo hace tan irresistible. Tan mágico…
Casablanca es el sitio donde el tiempo para los enamorados se reencuentra y se detiene. No importa lo que haya pasado. «A kiss is just a kiss; a sigh is just a sigh»… Es el paraje mágico, un lugar más allá de la Tierra donde se extenderá la imposible historia de amor entre Rick e Ilsa, una llama que se niega a apagarse, un fuego que no se extinguirá jamás, y mucho menos de la mente de los cinéfilos.
Casablanca es donde todos nos enamoramos de Ingrid Bergman. O de Ilsa… O de ambas. Tan frágiles, tan románticas, tan fuertes ambas.
Casablanca es la película donde Humphrey Bogart lleva a sus personajes característicos hasta el clímax. Donde todos sus roles de hombre de apariencia cínica y dura pero de corazón amable alcanzan el punto de no retorno. Donde permite ahogar uno de los himnos nazis bajo los acordes de La Marsellesa; donde ayuda a ganar el dinero suficiente para pagarse el pasaje a América a una joven búlgara y a su esposo, evitando de este modo que la chica tenga que prostituirse; y sobre todo, donde renuncia a su amor por Ilsa en aras de un mundo libre…
Casabanca es el lugar donde recordar lo vivido en París, y de ser conscientes que aunque no lo podamos volver a tener, siempre nos quedará París… «No matter what the future brings, as time goes by…»
Casablanca es muchas cosas, pero sobre todo es una de las películas más extarordinarias de la historia del cine. Y eso ya es mucho.