Para Goiko… Herria beti zurekin!

PORQUE FUERON, SOMOS. PORQUE SOMOS, SERÁN…

Era parte de la rutina. Cada sábado por la mañana ir a desayunar al bar Zodiacos de Algorta. Pintxos de tortilla insuperables. Era mediados de los años 90 y quien esto escribe había apenas cumplido la primera década de su vida. En un rincón del Zodiacos se sentaba siempre Andoni Goikoetxea. «Mira, ahí está Goiko», decía mi madre. Aunque llegado un punto se convirtió en parte de la cotidianeidad, aquel niño no podía dejar de mirar con los ojos de un mitómano a aquella figura legendaria.

No, no había visto por edad jugar a Andoni Goikoetxea. Pero gracias a aquella colección de vídeos de la historia del Athletic que había sacado El Correo, prácticamente era como si lo hubiera hecho. De entre aquellos vídeos mi favorito era el cuarto. Su título: El Doblete de la 83/84… Sí, para aquel niño en el Zodiacos aquella figura era sin duda legendaria…

EL HÉROE DE UN PUEBLO

28 de septiembre de 1983. Partido de vuelta de la primera fase de la Copa de Europa. El Athletic debe remontar un 2-0 al Lech Poznan para pasar la eliminatoria. Andoni Goikoetxea abre el marcador con un remate de cabeza tan característico suyo, lleno de furia. El partido, más fácil de lo esperado, acaba con 4-0. El Liverpool espera en la siguiente ronda.

Pero ese partido estaba destinado a pasar a la historia por otros motivos. Días antes se ha producido la lesión de Maradona en un partido aciago para el Athletic. El entorno de un equipo grande como el culé, lleno de artillería pesada, no perdona. «El Crimen«, titula un conocido diario deportivo de la Ciudad Condal. Andoni Goikoetxea es objeto de escarnio público y durante el partido contra el Lech Poznan se conoce la sanción al bravo jugador rojiblanco: 18 partidos.

En el culmen de la filosofía hawksiana de los equipos de Javier Clemente, donde la camaradería de sus integrantes es un deber, Andoni sale del campo en hombros de sus compañeros al final del partido. Podría parecer la representación de un martirio: el estadio lleva el nombre de un Santo y es llamado La Catedral; incluso el cántico de los aficionados para mostrar su apoyo al jugador (Goiko, Goiko, Goikooo…herria zurekin!) usa la melodía de una conocida canción religiosa de misa.

Pero no lo es. Es simplemente la reacción de un pueblo a un desagravio. Son los años más duros del inicio de la democracia española. Euskadi, siempre un país en lucha, lo sufre en sus carnes con especial crudeza. El Athletic es el alto representante aquellos años del deporte vasco junto a la Real Sociedad. Aprovechándose de aquel contexto, Andoni Goikoetxea viene llamado entre otras lindezas «representante del terrorismo vasco en el deporte» por parte de esas mentes mediocres y de escritores con tintes arrabaleros.

Pocas semanas después, el Athletic visita Anfield Road para disputar contra el Liverpool el partido de Copa de Europa. El extraordinario diario The Sun, cantera de bardos e intelectuales de mi país de adopción, bautiza a Goiko con el sobrenombre que le acompañará en adelante: The Butcher of Bilbao (El carnicero de Bilbao).

EUSKO LABEL DE CALIDAD

Andoni Goikoetxea Olaskoaga (Alonsotegi, 1956), fue santo y seña de un equipo irrepetible. Fue capitán de un equipo que tiene más de 120 años de historia. Ha sido uno de los dos miembros de la que probablemente ha sido la mejor pareja de centrales de la historia del Athletic junto a Íñigo Liceranzu. Ha marcado 44 goles oficiales con el Athletic siendo defensa. Ha levantado dos Ligas, una Copa y una Supercopa vestido de rojiblanco, en una época no demasiado lejana en el tiempo. Ha sido mundialista y subcampeón de la Eurocopa…

Para ser carnicero basta un cuchillo y un afilador y ser un jugador mediocre. De eso, en Inglaterra lo saben bien. Es cantera de marrulleros y convictos a los que les pusieron una camiseta y unas botas de fúbol y les soltaron libres en un campo donde la permisividad arbitral era la norma hasta hace bien poco. Incluso los literatos blaugranas parecen olvidar cuando hablan de Andoni Goikoetxea que el Pelusa y el de los bigotes rubios, entre otros, no eran precisamente angelitos de un cuadro de Rafael.

CLEMENTE

Pocos equipos han estado tan marcados por un nombre como el Athletic de los 80 con el de Javi Clemente. El Rubio de Barakaldo, pleno de juventud y perfecto exponente del carácter de un pueblo como el vasco, se hizo cargo en 1981 de un equipo que venía de ser subcampeón de la UEFA unos años antes y con una generación nueva llamada a marcar una época.

Andoni Goikoetxea fue uno de los alumnos aventajados del Rubio de Barakaldo y gran parte de su carrera estaría ligada a Javi Clemente. Valores clementistas como la sacralidad del vestuario, el compromiso de equipo o la defensa del compañero por todos los medios que tuvo su triste clímax en las postrimerías de la final de Copa de 1984, tuvieron en Goiko un fiel exponente.

Entrenador y jugador volverían a coincidir brevemente en el Atlético Madrid, en uno de los primeros proyectos del tío Gil. Clemente fue uno de los 4 millones de entrenadores que pasaron por aquellos tiempos por el banquillo del Manzanares, un lugar donde se quemaban más entrenadores que herejes en tiempos de la Inquisición.

Vestido de rojiblanco, aunque sin el puente de San Antón ni el árbol de Gernika en el pecho, se retiró Goiko. Iniciado su carrera de entrenador, Javi Clemente volvería a ponerse en su camino. Una llamada de éste cuando fue nombrado seleccionador nacional, acabó con Goiko como su segundo y como seleccionador sub 21.

En 1996 abandonaría la Federación para dirigir al Salamanca, al que ascendería Primera División. Poco después, se encargaría de lograr la gesta de mantener al Numancia en Primera División en la primera temporada de la historia del club soriano en la máxima categoría. En ambos lugares dejó huella Goiko, hasta tal punto que vivió una segunda etapa en ambas ciudades…

CORAZÓN DE LEÓN

Volviendo al bar Zodiacos a mediados de los 90, entiendo por qué aquel niño miraba con tanta idolatría a aquella figura sentada en un rincón. A aquel protagonista de dos leyendas. Una, la creada por los de fuera, la negra: la del Butcher, El Terrorista, el Criminal… La otra, la nuestra, la rojiblanca, la que le tiene como Embajador del Club a día de hoy. Y aquel niño tenía corazón rojiblanco. ¿Con qué cara le iba a mirar, pues, si no con la que merecen los mitos y los que nos han hecho grandes?…

ENDIKA BREA BERASATEGI