RECUERDOS DE MIS AMIGOS DE INFANCIA
Para Aratz, Mikel, Aritza, Ekaitz, Urko, Jon, Kepa, Fran… mis amigos cuando era niño.
SOY UN NIÑO. Y SÓLO SERÉ NIÑO UNA VEZ. TENGO EL RESTO DE MI VIDA PARA SER UN IMBÉCIL.
TEDDY DUCHAMP (COREY FELDMAN)
Stephen King ha estado considerado desde siempre por parte del gran público como el maestro del terror. Sin obviar que eso es así, quizá los árboles no hayan dejado ver el bosque en todo su esplendor. Porque Stephen King, aparte de ser un genio provocando espanto, es uno de los escritores que más profundamente se ha involucrado a la hora de analizar psicológicamente el mundo de la infancia, espcialmente vehiculando este tema a través de los miedos infantiles. Pocas novelas de Stephen King existen en las que el protagonista o uno de los personajes principales no sean niños (IT; Cujo; Cementerio de animales; El Resplandor) o adultos siempre dispuestos a solucionar en edad adulta conflictos y traumas acontecidos durante su infancia (El misterio de Salem´s Lot).
CUENTA CONMIGO (STAND BY ME) está basado en otro relato del gran escritor originario de Maine titulado El Cuerpo. Y STAND BY ME es, posiblemente junto a E.T, EL EXTRATERRESTRE (Steven Spielberg, 1982) y CINEMA PARADISO (Giuseppe Tornatore, 1989), una de las películas más grandes jamás realizadas sobre el mundo de la niñez y sobre la pérdida de la infancia.
Un coche detenido en una cuneta de una carretera poco transitada. Dentro. Gordie Lachance adulto (Richard Dreyfuss), pensativo, mira la portada de un periódico cuyo titular anuncia que el abogado Chris Chambers ha muerto apuñalado en una reyerta. Dos niños en bicicleta pasan delante del coche, alejándose en la distancia. Y de repente, la voz en off de Lachance anuncia: «Tenía 12 años la primera vez que vi un cadáver…» Un cambio de plano hace que retrocedamos 30 años en el tiempo, con Lachance (reciente el fallecimiento de su hermano mayor Denny) siendo un niño (Will Wheaton), quien tras enterarse por accidente dónde se encuentra el cadáver, decide salir a buscar durante dos días, el cuerpo sin vida de un niño desaparecido, que se encuentra a 30 millas de su casa. Irá acompañado de sus mejores amigos: el líder de la banda, Chris Chambers (River Phoenix), cuyo fallecimiento siendo adulto se nos ha anunciado en el periódico del inicio; el un poco loco Teddy Duchamp ( interpretado por el icono del cine juvenil ochentero Corey Feldman); y el inocente y regordete Vern Tessio (Jerry O´Connell).Todos ellos viven en el pequeño pueblo de Castle Rock (situado en el estado norteamericano de Oregón).
Si las imágenes iniciales de un film deben ser una síntesis metafórica de la historia que se nos va a contar, no cabe duda de que el de STAND BY ME es uno de los más brillantes inicios de la historia del cine. Simple mensaje metafórico que lleva implícito el tema del film: un hombre se entera de la muerte de su mejor amigo de la infancia, mientras dos niños pasan alejándose delante suyo, y comienza a recordar un momento de su niñez. No puede dejar más claro que el film nos va a hablar del adiós a la infancia, que como los dos niños en bicicleta, se irá alejando de los niños protagonistas a medida que concluyan su viaje en busca del cuerpo. La variación musical de la canción STAND BY ME que suena como fondo en esta primera secuencia, marca el tono meláncolico y nostálgico de la que hará gala la película.
A partir de ahí, el viaje que los cuatro niños emprenden en busca del cadáver, será un viaje metamorfósico que va de la infancia a otra época más turbulenta como es el de la adolescencia. La visión final del cadáver marcará el final de la inocencia de los cuatro chicos, haciéndolos conscientes de la mortalidad y de muchas otras cosas turbias que no se dan cuando eres niño.

Asistimos durante el metraje a incontables diálogos sobre la infancia que subrayan esto que digo y que marcan temáticamente el desarrollo del film. «Te comportas como un crío», le recriminará Chambers a Lachance durante una discusión entre los dos amigos; el propio Chambers le espeta a Duchamp en otro momento: «Deja de comportarte como un niño», a lo que Duchamp le responde con una de las mejores frases del film: «Soy un niño. Y sólo seré niño una vez. Tengo el resto de mi vida para ser un imbécil.»; en otra magnífica escena nocturna, al calor y la luz de una hoguera en medio del bosque, los cuatro niños debaten sobre programas de TV de la época y sobre qué animal puede ser Goofy si Donald es un pato y Pluto un perro. La voz en off del adulto Lachance nos narra: «Teníamos profundas conversaciones sobre temas que parecen importantes para los niños hasta que descubren a las chicas», remarcando la inocencia de los chicos; y por no hablar de esa escena final y su frase que pone los pelos de punta a todos aquellos que consideramos la infancia como el mejor momento de nuestras vidas: «Nunca he vuelto a tener amigos como los que tuve cuando tenía 12 años. Dios mío, ¿los tiene alguien?», que sirve, además, como final del libro que el escritor Lachance está escribiendo paralelamente mientras nos narra su historia.
El grupo inocente de niños formado por los cuatro protagonistas, tiene su contrapunto en la historia con el grupo de los gamberros adolescentes liderados por el matón Ace (siempre excelente Kiefer Sutherland), que sirve como contraste entre la inocencia y la unión amistosa de los niños protagonistas y las pulsiones malsanas, sexuales y violentas del mundo adulto, representado por esa cuadrilla de repugnantes adolescentes, que se pasean atemorizando con sus amenazas a todos los chiquillos y rompiendo todo lo que encuentran por delante.
Es también el film un brillante ejercicio de puesta en escena y de trabajada ambientación cincuentera de los EEUU. Así, los grandes temas musicales del momento (Everyday; Lollipop o Come Go with me) van acompañando el viaje de nuestros protagonistas; el vestuario y el peinado de los personajes (gran trabajo de Sue Moore, Thomas Costich y de Cheri Ruff y Monty Westmore); el diseño de producción de J. Dennis Washington (con esa ambientación del pueblo de Castle Rock de la época de Eisenhower); la idealizada fotografía de Thomas del Ruth y la melancólica música de Jack Nitzsche (con variaciones musicales constantes de la inmortal canción de Ben E. King); todos esos elementos realzan aquellos años 50 recordados con amor por el personaje principal.

Pero sin duda, quienes merecen el mayor de los aplausos son las directoras de cásting Jane Jenkins y Janet Hirshenson, por su maravillosa labor a la hora de escoger a los cuatro niños actores de la película, algo muy complicado: Will Wheaton como el protagonista Gordie Lachance; el siempre maravilloso y desaparecido antes de tiempo River Phoenix como el líder del grupo Chris Chambers; el icónico Corey Feldman como el un poco tarado Teddy Duchamp; y el entrañable Jerry O´Connell como el regordete, inocente y bonachón Vern Tessio. Todos ellos están maravillosos en sus papeles, a pesar de interpretar a personajes que a primera vista pudieran parecer muy estereotipados (el líder, el intelectual, el gordo inocente y el loco), pero que no lo son en absoluto. Apuntaré llegado a este punto que el doblaje en castellano del film es bastante mediocre, y que ver este film en versión original permite observar en todo su esplendor las grandes actuaciones que los niños llevan a cabo.
STAND BY ME deja al final ese poso de nostalgia en el espectador adulto, que ha sido transportado a su propia infancia durante el ajustado metraje del film. Y es que cómo no iba a dejar al espectador con la sonrisa en la boca y las lágrimas en los ojos si el film es una oda a un tiempo de nuestras vidas que una vez vivido, nunca volverá. Una época de sueños y fantasías. De descubrir qué caray de animal es Goofy. De amistad verdadera. De inocencia. En resumen, es una oda a la mejor época de nuestras vidas.