Para Aarón.
«SÉ QUIÉN SOY «
Harry Angel (Mickey Rourke)
Un rápido vistazo a la filmografía de Alan Parker nos lleva a considerarla como una de las obras más interesantes e infravaloradas del cine moderno. Y es que el autor de films como El expreso de medianoche; Arde Mississippi o La vida de David Gale merecería una urgente revalorización de su vida artística. Uno de los films, sin duda, que ayudan a cimentar esta apreciación es El corazón del ángel, basada en una novela de William Hjortsberg titulada Fallen angel.
Tuve la oportunidad de conocer a Alan Parker en un pase especial por el 30 aniversario de este film en Leicester Square (Londres), en el cine Prince Charles, para mí, el mejor cine del mundo; un auténtico templo para los cinéfilos y freakies, dispuestos a disfrutar del séptimo arte en un ambiente festivo. En el citado evento, Alan Parker habló largo y tendido sobre su carrera y sobre éste film, mostrándose siempre atento con los que quisimos inmortalizar el momento con él, alegre y divertido; haciendo gala además, de un humor negro, ácido y sarcástico con el que me siento completamente en onda: por ejemplo, recordó a la crítico de cine Pauline Kael, con la que tuvo una relación siempre tirante en vida, como “una desgracia de mujer, qué desagradable (…) Cuando me dijeron que había muerto, mi respuesta fue instántanea: Id al funeral y aseguraos que es verdad”. Pure british.
Hablando de El corazón del ángel, Parker tuvo que ser muy creativo a la hora de dar respuestas ya que tanto las preguntas que le realizó el periodista Jeff Goldsmith como las que le llegaron desde el público no eran para tirar cohetes. Así por ejemplo, Goldsmith quedó malparado cuando le preguntó a Parker por qué eliminó una escena concreta de uno de los borradores del guión que había escrito de la película, a lo que Parker le respondió: “Debes estar mezclando algo que has leído en alguna otra parte, porque en ninguna de mis versiones para EL CORAZÓN DEL ÁNGEL escribí esa secuencia”.
Mickey Rourke fue el elegido para interpretar a Harry Angel, el detective encargado de encontrar a Johnny Favourite. Sobre el actor americano, al que perseguía ya por entonces fama de conflictivo y problemático, Parker citó que “no tengo nada malo que decir sobre Mickey. No sé si hubiese vuelto a trabajar con él qué hubiera sucedido, pero en esta película, él se entregó a fondo y dio lo mejor de sí”.
Mucho menos elusivo fue a la hora de hablar sobre Robert DeNiro (Louis Cyphre en el film), sobre el que dijo que “hay dos tipos de actores: los que vienen del teatro y los actores puros de cine. Por ejemplo, Anthony Hopkins (con el que trabajó en El balneario de Battle Creek) es un actor mecánico. Le pides que se ponga en una determinada posición, que recite una frase, que haga un movimiento concreto y te lo va a repetir las veces que tú quieras. Si le dices eso a Robert DeNiro te va a cuestionar. Te va a decir: “¿Por qué?” Y tienes que estar dispuesto para dar una respuesta rápida, para demostrarle que sabes lo que estás haciendo. Porque él viene con mil ideas sobre su personaje. Por ejemplo, estando él en París, se compró 20 bastones en un anticuario que podían ser usados para su personaje de Louis Cyphre. Costaron 10.000 dólares cada uno. Le dije: “¿Y no podías haberte llevado una Polaroid y sacarles unas fotos?” (…) Bob es, sin duda junto a Gene Hackman, el mejor actor con el que he trabajado. Si él ve que todo el equipo es profesional, competente, te va a dar lo mejor de sí mismo. Si bajas la guardia un momento en tu profesionalidad, te lo va a hacer pagar”.
No es la primera vez que alguien habla en estos términos tan positivos sobre la profesionalidad de Robert DeNiro. Está el ejemplo de Quentin Tarantino, quien quedó petrificado cuando, preparando Jackie Brown, tuvo una reunión con DeNiro, y éste le preguntó hasta qué zapatos vestía su personaje (sic).
BUSCANDO A JOHNNY, BUSCANDO MI IDENTIDAD
El corazón del ángel se sitúa en 1955. En Brooklyn, un investigador privado llamado Harry Angel, es contratado por un misterioso hombre, Louis Cyphre, para encontrar a un músico llamado Johnny Favourite, quien está en deuda con Cyphre. Sus investigaciones le llevarán a Nueva Orleans y a verse involucrado en cuestiones tan escabrosas como la magia negra y el voodoo dentro de la comunidad negra de Louisiana.
SPOILER:
El corazón del ángel es la viva demostración de que en el cine importa bastante más el cómo que el qué. Me explico. Problablemente, el final de este film sea uno de los finales más previsibles de la historia del cine, en cuanto que la sorpresa final que nos depara Alan Parker (que Harry Angel es en realidad Johnny Favourite) se ve a mil leguas de distancia. No es que yo sea más inteligente que nadie. Pero todo el quiz temático del film nos lleva a ello.
La búsqueda de una persona a la que no podemos poner rostro ya es una indicación de la búsqueda de una identidad. A ello, Alan Parker le suma elementos de puesta en escena que nos van dando pistas desde el principio que algo no marcha normal en la vida de Harry Angel: los fragmentos del film que retroceden a 1943 en Times Square, los planos de ese extraño ascensor etc. que al principio no sabemos si son recuerdos o sueños del personaje principal. A esto le sumamos los planos que nos hacen intuir una doble identidad de Harry Angel con constantes reflejos de Mickey Rourke en espejos, que además en alguna ocasión destroza a puñetazos por la ansiedad provocada por sus ensoñaciones (espejo roto con reflejo del personaje que nos lleva a una idea de identidad distorsionada). También por las pistas que nos va ofreciendo sobre Johnny Favourite: nadie puede reconocerle porque se sometió a cirugía estética; él mismo puede que no sepa quién es en realidad porque sufre de amnesia; la famosa secuencia simbólica de Louis Cyphre comiendo un huevo cocido, con ese mensaje que esconde toda la clave del film… Por lo tanto, es más que evidente reuniendo todo esto que el final va a ser el que es. El descubrimiento por parte de Harry Angel de que él es Johnny Favourite.

Pero como decía en la introducción de mi crítica, lo importante es cómo narra la historia Alan Parker. Y ahí, el cineasta inglés sale como ganador de la contienda. No importa cuántas veces uno vea El corazón del ángel , uno siempre disfruta con su visionado. Suele pasar con muchos films (me viene a la mente de manera veloz Crash, la ganadora del Oscar a mejor film del año en 2006) que al ser sólo films de trama, con una temática terriblemente superficial y sin capas adicionales, no aguantan un segundo visionado una vez se sabe qué pasa.
Alan Parker se vale de una estética de cine negro tradicional (detective solitario, contratado para investigar un caso que en principio aparenta sencillo pero que se va complicando) para luego introducir un elemento sobrenatural que pervierte todo lo visto hasta ese momento. Todo esto empaquetado además en una estética sucia, húmeda, mohosa, maloliente, turbia y perturbadora hasta el delirio, que se incrementa sobre todo, en la parte que transcurre en Nueva Orleans.
La entrada de Mickey Rourke en la iglesia en la que una puerta se abre sola y dos monjas con aspecto infernal le miran aterradoramente; las gotas de agua exageradas en el techo del desasosegante motel donde Harry Angel y Epiphanie Proudfoot hacen el amor, que se convierten en sangre a medida que el coito incestuoso entre padre e hija adquiere dosis cada vez más violentas; las ya citadas ensoñaciones de Harry Angel, que dejan intuir algo tortuoso en su pasado; los planos del ventilador, que unifican los actos asesinos del protagonista, cuando su auténtico yo sale a la superficie…
Todos estos inquietantes momentos, logrados a base de una trabajada atmósfera, se complementan a la perfección con el hábil manejo de Parker a la hora de resolver tantas subtramas que, como suele suceder con esta clase de films en los que tantas pistas y personajes diversos deben confluir en el clímax, se aglutinan con exceso. A diferencia de otros films de este tipo que dejan al espectador con la sensación de haber asistido a un truco trampa, El corazón del ángel basa uno de sus éxitos artísticos incontestables, precisamente, en su respeto al espectador durante su resolución.
Y para concluir, citar también los extraordinarios careos entre Mickey Rourke y Robert DeNiro (cuatro en total), que Alan Parker calificó en su charla sobre el film como “si fuesen combates de boxeo, con Mickey y Bob golpeándose el uno al otro… Extraordinarios”. Dos de los grandes actores americanos del cine moderno, cada uno con su estilo, pero que se complementan a la perfección dando una fuerza a la película que nunca sabremos si la poseería con otros intérpretes dando vida a los personajes.
